sábado, noviembre 14, 2009

Estaba arrinconada en una esquina tratando de pasar desapercibida con un trago en la mano, después de todo estaba cansada de hablar con muchas personas sin detenerme durante todo el día...
He aceptado su invitación a la fiesta sólo por compromiso, las cosas se me están dando bien con casi todos los trabajadores del lugar donde ahora trabajo, pero claro, siempre están los escépticos, los desconfiados, a los que no les parece nada cuál enano gruñón de Blanca Nieves así que esa fiestecilla era la oportunidad de acercarme a ellos sin asuntos laborales de por medio pero al final no he podido, mi hartazgo había podido mas que yo.
Se me acercó un chico llamado Adrian , harto buena persona, morenito, delgado y bajito que me ha estado tirando la onda desde hace unos días, pero siempre me salgo por la tangente diciendo que se consideraría acoso sexual sobre todo por que él es un par de años menos que yo... mientras Adrián hablaba a lo lejos veía a un tal señor Pedro que me gusta mucho, nuestras conversaciones (entre Pedro y yo) jamás han ido mas allá del saludo y es que la verdad no me he atrevido a nada mas, al final, es también un par de años mas chico que yo.
Alguien me ha preguntado por qué a todas las mujeres de la empresa las llamo "bonita" y a los hombres "caballero" he confesado con algo de pena que es por que son demasiados nombres y caras que aprenderme, así no hay margen de error y nadie podría ofenderse.
He sonreído sin detenerme por muchas horas aunque me siento un poco melancólica por que me gustaría contarte mas y más cosas no sólo de mi nuevo trabajo, si no de mi vida en general, pero las semanas siguen pasando una tras otra desde que dijimos adiós y cada vez estas mas lejos.
Cada vez, cuando pienso en ti (que la verdad no es seguido, no te ofendas) me entra en la cabeza una sensación de tener algo pendiente que hacer, o que he olvidado algo importante que debía decir, supongo es parte del proceso... ojalá termine pronto.